Foro / Pareja

Discutir por la tapa del váter

Última respuesta: 4 de agosto de 2006 a las 21:22
V
vali_6987210
4/8/06 a las 14:29

puede la tapa del váter o el mando de la tele arruinar una relación?

son los roces nimios, y no las discrepancias importantes, los que hacen imposible la convivencia?

si es así, qué solución hay? una pareja lat?
(http://www.revistaimpar.com/contenidos/ver-report-aje.asp?index=102) o este tipo de parejas sólo existen en las revistas!

abrazos!

jaime

Ver también

E
eilen_5491495
4/8/06 a las 14:41

Creo que
cuando se discute por esas tonterías es porque la relación está en una fase un poco deteriorada y las pequeñas manías del otro que antes no nos importaban, se empiezan a volver intolerables.

por lo menos a mi me pasó....

besitos!!
FtF

V
vali_6987210
4/8/06 a las 14:43

El palabro
LAT: 'Living apart together'

En realidad, los anglosajones le han puesto nombre y siglas a una modalidad de relación que viene cobrando fuerza en todo el mundo y que consiste en compartir, compartir mucho pero no todo. Puede ser una buena alternativa para muchos impares que desean tener pareja pero temen tropezar con la misma piedra

Son muchos y muchas los que preguntan si ser impar consiste en no tener pareja. Y en un sentido amplio, muy amplio, puede que sí.
Aunque en realidad no se trata tanto de eso como de disfrutar de tu individualidad y no renunciar a lo que te gusta como pago por hacer un sitio a alguien en tu corazón y tu cama. Y eso suele llevar a la pregunta siguente: Si tienes pareja ¿dejas de ser impar? O dicho de otro modo, ¿es la condición de impar un estado provisional entre dos parejas? Y eso sí que no.
La pregunta más interesante sería: ¿es obligatorio tener pareja?, o quizá, ¿es vivir en pareja lo natural y todo lo demás una anomalía? Si lees esta revista desde hace algun tiempo, sabes que no. Que defendemos la tesis de que nadie es la mitad de una naranja destinada a rodar (en difícil equilibrio) en busca de su otra mitad. Somos naranjas enteras, jugosas y ricas en sabores y matices. Todos y cada uno de nosotros. No estamos incompletos, pero podemos complementarnos y muy bien con otras naranjas enteras.
¿Por qué, entonces, tantas relaciones de pareja acaban o -peor todavía- se mantienten con una dieta consistente en tragar carretas y carretones?
Porque nos han grabado en el chip que si no tienes pareja, envejecerás en soledad, o que es dificil conocer gente con la que compartir buenos y malos momentos, ratos -si son largos, mejor- de pasión y sexo, o simplemente unas cuántas risas de esas que alimentan el alma.
Luego está el amor, ese tunante que hace vibrar hasta al más inmóvil, y que todos, hasta el más impar del mundo, disfrutamos cuando llega con su cara recién lavada y sus ropas de domingo. Lo encuentras. Te responde. Lo tienes. Y lo quieres conservar. Al precio que sea. Que con el paso del tiempo, resulta ser demasiado caro.
Me enamoré de Juan como una chiquilla, aunque venía de una ruptura complicada, tres años antes, y yo ya tenía 35 años - cuenta Elena. Y lo intentamos, estaba segura de que él era la persona adecuada para mí, Juan pensaba que no conocería a nadie como yo, todo tenía que salir bien . Se fueron a vivir juntos, y tres años después, lo dejaban, con la sensación de que, en algún momento habían equivocado el camino. La convivencia fue matando la magia, no creo que ninguno de los dos tuviera la culpa , dice Elena, pero llegó el momento en que ambos necesitábamos estar a solas o con otra gente, y no nos atrevíamos a decirlo por temor a ofender al otro .
Y es que aunque seamos naranjas parecidas, no por eso somos gemelos de la persona querida. ¿Verdad?

Juntos, no revueltos
Como alternativa, desde hace años se consolida en diferentes países una forma de relación que mal se podría llamar abierta -aunque a menudo se la define así- que permite mantener y desarrollar el amor sin por eso tener que amontonar pertenencias, momentos y gustos pacientemente lijados para hacerlos coincidir con los de la otra parte.
Se llaman LAT -living appart toguether y es algo así como estar juntos, vivir separados-, por aquello de ponerle siglas a todo, y está dando magníficos resultados a muchos adultos que quieren tener una relación sentimental y seguir siendo impares.
Claro que alguien dirá: eso está bien para los ingleses, que son más desabridos, pero ¿aquí, donde todavía funcionamos a golpe de pasión y posesión? Pues sí. Aquí también. Y no les va nada mal.
No sabía que se llamara así -admite Francisco, 46 años y cuatro de ellos de relación con Alicia-, nosotros lo decidimos porque veíamos que queríamos compartir mucho, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a perder cierta independencia. Alicia (43 años) recuerda que al comienzo, me sentía rara, no por mí, sino porque mis amigas no lo entendían, decían que Francisco no queria comprometerse, que en realidad no nos queríamos, que les parecía todo muy frío. Y nada más alejado de la realidad. Todavía seguimos durmiendo juntos muchas noches a la semana, pero no porque sea la única opción, sino porque nos apetece. Y en cuanto a esa supuesta frialdad me río de eso. En ese terreno hemos seguido yendo a más tú me entiendes. Claro que la entendemos.
Pero, ¿la ventaja se reduce a mantener dos casas y estar en la de uno u otro como un invitado? Es mucho más -Francisco-, porque yo sé que cuento con ella cuando la necesito y ella conmigo, pero no nos sentimos obligados a terminar el día juntos, como si fuéramos por una vía que sólo conduce a una estación. El símil ferroviario hace inevitable preguntar si nunca descarrilan, si así evitan peleas y discusiones. Evitamos muchas, muchísimas de las que se producen por naderías, por las pequeñas renuncias que sueles hacer por el otro y a la larga le terminas cobrando (Alicia).
Francisco amplía el tema: claro que peleamos a veces, pero por diferencias importantes, no por quién pone la colada o por el programa a ver en la tele. Y es que cuándo estamos juntos, tele vemos muy poco (Alicia, con picardía que se contagia a Francisco).
No son los únicos, y el resumen más ajustado de lo que nos transmiten otras parejas lat, indica que al perder la obligatoriedad de conciliar hasta lo más ínfimo, preservan esa cortesía de enamorados sin la erosión de los días repetidos. Si, por ejemplo, a él le gusta el fútbol y le apetece ver ciertos partidos -cada uno sufre como quiere-, no tiene que perdérselos sólo porque ella deteste el deporte del balón, ni obligarla amablemente a verlo porque la semana pasada yo te acompañé a ver ese coñazo de película romántica. Suena a tópico, pero pensemos un poco: ¿quién no ha renunciado a hacer algo que le apetecía, sólo por quedar bien con la otra parte? Y de vez en cuando, hasta resulta romántico, pero cuando se vuelve una costumbre, estamos esperando -cuando no exigiendo- que hagan lo mismo por nosotros. Y la relación se vuelve un balance, una báscula en la que pesar actitudes propias y ajenas.

Fidelidad o no
En general, sí. Y no porque sea parte de un acuerdo de propiedad, sino porque en las relaciones lat ambos componentes quieren estar con la otra persona -en todos los sentidos- pero asumen, en general a partir de experiencias poco gratas, que estar todo el tiempo, sin reservarse nada para sí mismos, termina por matar el amor de tanto usarlo, como canta la Jurado.
Eso supone que este tipo de relaciones funcionan mejor entre adultos con historia detrás, que han aprendido que lo más importante, en este terreno, no es lo que se dice, sino lo que se hace.
Mi anterior pareja me juraba fidelidad, nunca salía solo y siempre estaba en casa a la hora prevista. Y me la pegó con toda su empresa y con parte de las empresas vecinas. Esto lo dice Beatriz, 42 años y cinco de relacion lat con Pablo, de 44. Ahora, él sale con sus amigos y yo con los míos, sin rendir cuentas ni cronometrar llegadas, y ¿sabes qué? Cuando mejor me lo paso es cuando salimos juntos Pablo, por su parte, comenta que tengo amigos casados y en pareja, y cuándo salimos por la noche, miran a las otras mujeres como si nunca hubieran visto a ninguna. Creo que lo hacen porque, aunque quieran a sus compañeras, se sienten atados. Yo, con Beatriz, me siento unido. Y no es lo mismo.
Pues parece que no.

El compromiso
Esto del LAT permitiría estar enamorado y seguir siendo impar sin mayores conflictos, pero ¿se podría decir que indica falta de compromiso?
Beatriz lo tiene bastante claro: ¿El compromiso es vivir bajo el mismo techo todas y cada una de las noches, aunque alguna no te apetezca, o escoger que quieres estar con esa persona, entre todas las personas posibles?
Vale, pero eso de no estar todo el tiempo Es que lo que importa es la calidad del tiempo, no sólo la cantidad. A veces pasamos semanas durmiendo en casa de uno u otro, porque nos apetece o porque uno de los dos está mal, o porque estamos muy bien. Y luego, si me voy a mi casa o Beatriz a la suya, no lo interpretamos como un retroceso, sino como la preparación del nuevo encuentro, que es más festivo que el anterior, asegura Pablo.
Y Beatriz pone un ejemplo que da un pelín de envidia: yo tengo llaves de su casa y él de la mía. Sin embargo, cuando voy a verlo, llamo al telefonillo, y cuándo salgo del ascensor, él me está esperando, como la primera vez. En mi casa hacemos lo mismo, y no es algo hablado, sólo mantenemos una costumbre que nos recuerda la alegría de compartir un día más.

Aunque este nuevo tipo de pareja no garantiza la duración eterna del amor -nada lo hace- parece que mantiene viva buena parte de esa llama inicial que quema por dentro cuando te enamoras y que tiende a dejar de calentar con la convivencia. Y tal vez lo importante sea eso: que siga calentando, un día más.

V
vali_6987210
4/8/06 a las 14:47

Ah, sí?
los alemanes se sientan?

tan agotados van del trabajo o es que desconfían de su puntería? de dónde sacan entonces a los de la selección de baloncesto? ein?

V
vali_6987210
4/8/06 a las 14:53

No es molestia
saludos!

V
vali_6987210
4/8/06 a las 14:55

Nunca te acostarás
sin saber una cosa más

V
vali_6987210
4/8/06 a las 15:01

If, if
calpurnio y janeloida

R
raiza_6347020
4/8/06 a las 21:22

No creo que esas cosas arruinen una relacion
Pero los roces de ese tipo, creo, que son síntomas de que la realción esta enferma.

Cuando la pareja está sana las cosas no molestan tanto, no se les da tanta importancia, incluso a veces hacen gracia. En cualquier caso, si algo molesta verdaderamente, se hablan con toda tranquilidad sin que supongan un grave problema en la convivencia.

Lo que pasa (creo otra vez) es que cuando las cosas no empiezan a funcionar por otros motivos, ya no es que molesten esas nimiedades, es que empieza a molestar todo.

La convivencia no es fácil, dos personas que proceden de ámbitos domésticos diferentes, con distintas costumbres, hábitos, manías.. Lo normal es que haya un esfuierzo por ambas partes por adaptarse y que sea más fuerte su deseo de compartir su vida que cualquier roce sin importancia.

Ya sabes que a mí la idea de la pareja lat me atrae, pero si estuviese enamorada y por las razones que fueran se planteara la convivencia, por supuesto que no dejaría que cosas como esa se cargaran la relación.

Aprovecho para enviarte un beso.

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