Los solteros/as de larga duración ejercemos de personas normales, tenemos nuestras vidas perfectamente planificadas: trabajo-comida-gimnasio-algún curso-cine-familia 1 día/week-salidas de fines de semana-fichaje o fichajes (entiéndase por fichaje, ligue). Ni un hueco para el aburrimiento. Pero ¿Qué pasa cuando surge el amor? Para las personas normales, ese es el momento de las variaciones en la agenda: se puede quedar un sábado por la noche con la persona con quien ha surgido el amor y renunciar a las juergas o reuniones de amigos. Se puede cambiar un día de gimnasio por un café con esa persona. Se puede incluso dejar de ver la película semanal por verle a él/ella. Pero no, los solteros perennes actuamos de otra forma: en cuanto surge el amor, nos miramos con desconfianza, viene el ostracismo, nos vamos cada uno a nuestra casa a relajarnos un tiempo, nos llamamos al cabo de un mes si estamos más relajados, no renunciamos a nada (faltaría más), si vemos que los sentimientos se acentúan quedamos solo para tener sexo (no sea que nos volvamos tontos si compartimos más cosas), y la verdad, no sé por qué actuamos así, es algo automático... ¿Alguien tiene la respuesta?
1 saludo