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Hoy me han cortado las alas, una vez más

Tanto tiempo creyendo ¿mereció la pena alguna vez?
Todas esas palabras que entonces eran hermosas, han volado de mi vida. Dulces, emotivas un suenho hecho realidad. Un suenho del que en algún momento hay que despertar. Abrir los ojos y darte cuenta de que nada es real. De que detrás de cada sonrisa se oculta un punhal, dispuesto a aprovechar cada lágrima para envenenarse mientras aguarda asestar el primer golpe. Debía ser certero, doloroso y a la vez definitivo.
Una última frase. Un último punto Mi corazón se retorció durante unos instantes. Una única decisión que se encontraba ahora en mis manos ¿Punto aparte, seguido o final? Final. Sin embargo
La pequenha película de esta historia recorrió mi cabeza, fugazmente. Había sido todo tan etéreo En aquel momento me di cuenta. Toda palabra había carecido de significado para mí, hasta entonces. No había ningún punto que colocar, porque nunca había sido escrito nada. No podemos dividir párrafos o frases en un papel en blanco No podemos dar final a palabras sueltas. Dolorosas palabras sueltas
Ahora tocaba relatar desde el principio. O no.

Quizá el punhal haya cortado mis alas de nuevo
Quizá su veneno, fruto de mi dolor, sea abundante ya
Sin embargo, esta historia no es más que un capítulo.
Simples palabras sueltas

Y, en ocasiones, un ángel caído puede volver a volar
E incluso sonreír.