Llevamos 2o años de relación, 9 de ellos viviendo en común, y con nuestros altibajos, más que nada discusiones siempre sobre el mismo tema: la fercuencia de nuestras relaciones sexuales, para mí insuficientes, para ella normales.
El caso es que con el tiempo yo me he ido "adaptando" a las "exigencias del guión, pero aún así no faltan las broncas periódicas motivadas por aquellas ocasiones en el que uno de nuestros momentos íntimos era frustrado por uno u otro motivo para mí, ilógico e inaceptable.
El último episodio fue hoy mismo, cuando él me llama diciendo que tenemos un "hueco" de media hora porque la niña está fuera...Me voy de inmediato del tranajo y me presento en casa. Cuál es mi sorpresa cuando me recibe con una sonrisa de complicidad y al instante me lanza una pulla reprochando 3 tareas domñesticas que he dejado "aplazadas".
Mi enfado es inmediato, y a mí que me pueden los nervios y las formas pues...se monta a bronca, se pasan los minutos y adios al momento! Mi pareja se marcha a por la niña, pero a la vuelta ya la situacíon tensa se masca en el ambiente: malas contestaciones, lloros, quejas, gritos y amenaza de que se va a casa de sus padres. Luego recapacita y nos quedamos más o menos en tensa calma hasta que se acuestan. Yo sigo aquí dándole vueltas al tema y firme en mi idea de que él ha tenido la culpa, no ya por el reporche en sí sino por lo inoportuno del momento, por "romper el ambiente, el preludio al acto amoroso". Mi pareja en cambio cree que yo me excedo, que no es para tanto, que no lo dijo con mala intención y que el hecho en sí no es importante para nuestro "encuentro amoroso". ¿Ha muerto el romanticismo? ¿No son importantes los preludios? Estoy confundda y necesito otras opiniones para contrastar. Gracias.
