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La natación antes de los dos años puede dañar los pulmones de modo irreversible
Los pediatras desaconsejan enseñar a nadar a los menores de cuatro años porque su cuerpo no está preparado
Los niños que comienzan a nadar antes de los dos años en piscinas desinfectadas con cloro -que son todas- pueden sufrir diez años después lesiones irreversibles en el sistema respiratorio, según concluye un estudio realizado por un experto en toxicología de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. El trabajo, difundido ayer, corrobora investigaciones similares realizadas en los últimos años que, en contra de lo que se decía en décadas pasadas, desaconsejan que se enseñe a nadar a los chavales antes de que cumplan los cuatro años.
La Asociación Española de Pediatría, basada en recientes informes de la Academia Americana, recomienda que no se dén clases de natación a los chiquillos hasta que cumplan los cuatro años porque hasta esa edad no cuentan con el desarrollo motor adecuado. Intentarlo, dicen, es en balde.
El director de investigaciones de la Fundación Nacional para la Investigación Científica de Bélgica, Alfred Bernard, ha elaborado un estudio titulado 'el riesgo de la cloración en las piscinas para los jóvenes: datos recientes', basado en la investigación que realizó entre 2002 y 2005 con 341 niños de Bruselas de 8 a 12 años. 41 de esos niños fueron inciados en la natación antes de los dos años. Todos ellos presentaron lesiones en los pulmones y pérdidas de un 20% de unas células de los bronquios llamadas células de Clara, responsables de neutralizar la entrada en el aparato respiratorio de cualquier sustancia dañina. El perjuicio causado, ese 20% de células perdidas, es similar al que pueden originar varios años de adicción al tabaco, según se dice en esta investigación recogida ayer por el diario 'La Libre Belgique'.
Alfred Bernard defiende que las lesiones descubiertas son irreversibles porque se trata de células madre de la piel que recubre los pulmones, responsable de la producción de proteínas antiinflamatorias. Es decir, un importante protector contra enfermedades.
El estudio señala que un 11%de los niños presentaba asma de esfuerzo, porcentaje que entre los nadadores ascendió al 23%. En el caso de la bronquitis, la diferencia fue del 37%al 60%. Los programas de educación sobre actividades acuáticas no han demostrado -además- que disminuyan los riesgos de muerte por inmersión. Los padres no deberían sentirse seguros, añade la Asociación Española de Pediatría.