¿Sabéis que somos reflectantes? Sí, reflejamos nuestro estado interior, y lo que pensamos es lo que actuamos y ven los demás. Las emociones se contagian, tanto las negativas, como las positivas. Si deseamos trabajo, mejores relaciones, encontrar el amor verdadero, no tenemos más que reflejar una actitud positiva, de confianza en nosotras, de confianza en los demás y todo fluirá más armónicamente en consonancia con nuestros deseos.
Recibimos lo que damos, y no podemos dar lo que no tenemos. Si queremos que nos amen, que confíen en nosotros, solo tenemos que interiorizar esas creencias confiando nosotros primero, confiar en nuestra capacidad, nuestros recursos, nuestra valía y confiar en el prójimo, observantes y generosas, sin más expectativas que lo que nos trae el presente, recopilando esa información de forma constructiva, sin falsas idealizaciones y seguras de nuestros actos. No hay nada más atrayente que una persona segura de si misma y abierta a la vida. Seamos los artífices del cambio positivo, recordando que cuando uno cambia, todo lo demás cambia. Somos un sistema, no nos dejemos llevar por la inercia y emprendamos el cambio favorecedor con determinación y entusiasmo. Somos los únicos responsables de nuestra vida, los principales hacedores en toda circunstancia.
No hay nada más bello que la sencillez y naturalidad de lo que se acepta plenamente y se permite ser él mismo.
No te contamines de pensamientos negativos. Recuerda: Eres bienvenido, estás a la altura y te mereces todas las bendiciones y alegrías. Cree en esto y tú vida será mejor.
No seas tú la primera en limitar tu potencial con pensamientos desvalorizadores y negativos.
Cambia tu pensamiento, cambia tu vida.
Feliz día, feliz semana.