La noche

La noche había llegado,
el cielo se había oscurecido;
me sentía angustiado;
la noche me daba miedo y estaba compungido.
Entonces una voz tenebrosa me decía:
-¿Por qué tienes miedo de la noche?
¿No vivías por la noche en la alegría?
¿No gozabas por la noche en la orgía?
¡Qué descabellado y loco derroche!
¡Qué inútil pérdida de energía!...

La voz, sin cesar repetía:
-¿La noche ya no te intriga?
¿Ya perdiste tu osadía?
¿La noche ya no es tu amiga?...
¿Por qué, ya no vas a las fiestas
como siempre lo has hecho;
pasando noches divertidas
en alegres y animadas verbenas?
¿Acaso ya no hay aliento en tu pecho,
y por eso quieres olvidar tus juergas?...

-¡Cállate voz maldita!
Que me tienes martirizado;
y para que esto no se repita
te responderé con agrado:
de lo que me he divertido
y de lo que he disfrutado,
ni estoy arrepentido
ni estoy avergonzado..

La noche ha llegado,
el cielo se ha oscurecido;
ya no estoy angustiado,
y el miedo a la noche lo he perdido.