Tengo 24 años (para 25) y llevo casi dos meses manteniendo una relación con un hombre casado. Él es mayor que yo, bastante más, y ha sido mi profesor en la universidad, de hecho actualmente estoy haciendo el TFM con él y será mi tutor de tesis. Siempre me pareció un hombre con su atractivo, interesante, etc. y este año, después de tratarnos mucho durante el curso y también el pasado, acabamos juntos.
Él todavía no se ha divorciado pero sé que lo hará, lo conozco lo suficiente para saber que será así pero llevo unos días de bajoncillo por todo esto (a no ser que esté con él porque en eses momentos soy la persona más feliz del planeta). Hace unos días coincidimos en un acto en el que estaban muchas personas del departamento y de la facultad en general; él vino con su mujer, yo no lo sabía y no pude evitar sentirme mal por mí y por ella. Tengo que decir a su favor que no me avisó de que ella iba a ir porque en principio iría solo, pero al final decidió ir ella también Esta semana hay muchísimas posibilidades de que volvamos a coincidir en una cena, depende de lo que ella decida, y la verdad es que no sé si podré aguantarlo (aunque él no haga nada con ella, ni gestos ni nada) ni sé cómo actuar. Por una parte lo mejor sería alejarme de él lo máximo posible, pero por otra no porque ya la otra vez le hablé poco y hubo quien hizo comentarios del tipo ¿a vosotros qué os pasa hoy que no os habláis y siempre se os ve con buen rollo? que consiguen que me ponga nerviosa y se pueda notar algo (si es que no se nota ya porque según una amiga mía se puede intuir algo por las miradas). Realmente ya no sé qué es mejor que haga ese día, si alejarme o no.
Puede que os parezca egoísta por empezar una relación con un hombre casado, sé que no es lo mejor que se puede hacer, no me gusta hacer daño a nadie pero no lo pude evitar aunque no me siento orgullosa de haberme metido en un matrimonio.
Lo siento mucho por ella pero lo que más deseo a día de hoy es que la deje, presentar mi TFM (hasta que esto pase no se sabrá nada de lo nuestro) y poder darle un beso, cogerle de la mano, acariciarle o lo que sea cuando me apetezca sin pensar en si alguien nos verá o no.
