Te había escrito un privado larguíiiiisimo, pero el puñetero no va, así que lo meto en la charla y lo hago público.
Un besito
El mensaje era:
Ay, Anita, tus mensajes me alegran un montón. Bueno, lo primero, ¿Te sabe mal que te llame Anita?. Es que, hija, eres tan dulce escribiendo que me das como cariñicos.
Yo llevo en esta historia desde los 24 años cuando, tras años arrastrando una carrera que era la ilusión de mi vida y el enfrentarme a la cruda realidad de que no valía para ella, me dio un AP que casi me muero. Mis padres me llevaron a casita y desde allí me saqué la licenciatura. Pero estuve un año encerrada en casa. Poco a poco comencé a salir, encontré trabajo (no veas que cuadro mi pobre madre acompañándome en el coche y ahí metida toda la mañana).
Poco a poco salí de aquel horror aunque me quedaron secuelas (era incapaz de patearme sola por una gran ciudad) pero, más o menos, me defendía en mi 75%. Encontré pareja, me compré piso y solo tomaba un orfidal por las mañanas.
Pero el piso resultó una mierda (más bien mis vecinos con sus trapicheos de droga y broncas), y mi embarazo acabó en aborto. Además, en el curro que pusieron de coordinadora y me ahogué. Así que dejé la coordinación, me compré piso y, tras muchas broncas, convencí a mi pareja para intentarlo de nuevo. Por cierto, que ya no tomaba el orfidal.
Y en esas estaba cuando un buen día en un viaje de trabajo me vino el gran AP. La verdad es que llevaba semanas comiéndome la cabeza de si sería capaz de afrontar un segundo aborto (estaba convencida de que me había quedado embarazada). Y mi 75% se quedó a mínimos. Ahora estoy con un antidepresivo, psícologo dos veces por semana y dos orfidales. Lo que más jode que lo conseguido durante tantos años se venga abajo por un ... mal día. Y es que, cosas tan cotidianas como pasear por mi pequeña ciudad ahora, casi, ni me atrevo.
En fin, que espero que pase la borrasca porque, de momento, de niños ni hablamos.
Creo que te he metido una chapa considerable. Pero más o menos para que me conozcas un poco. Un besito Ana desde la otra punta de España, desde Navarra.
