No sé lo que me pasa o nos pasa. Hemos sido papás recientemente, la niña tiene 2 meses. Es un bebé precioso,sano, despierto, alegre, duerme por la noche más o menos bien... En definitiva, soy muy feliz con ella. El problema lo tengo con mi marido.
No sé bien qué le ocurre, pero siento que se desvincula completamente de nosotras. Ya no es que pase poco tiempo con la niña,que no lo pasa, es que apenas pasamos tiempo juntos los 3. Tener un bebé cambia la vida, de acuerdo, eso lo asumo, soy consciente de ello y no me importa no tener tiempo ni para ir a que me hagan la cera, lo hago gustosa, pero me revienta que mi marido no cambie sus planes por nosotras, que continúe su marcha sin hacer cuentas. Acaba de irse, vendrá a las 12, comerá y se irá a trabajar. Hasta las 10 y media de la noche no llegará. Mientras tanto, yo me encargaré de la niña, de la casa, comida...
Veréis, en sus ratos libres, es jardinero, le encanta. Se va, le da una vuelta a los jardines, corta el césped... Vamos, que se airea. Me siento egoísta pidiéndole más, pero me enferma que ajuste sus turnos de trabajo a sus "obligaciones" con los jardines (él argumenta que se va a trabajar, que es un trabajo), y claro, al llegar el fin de semana, pues le apetece ir un rato con la bici. Esa es otra.
En definitiva, me paso la semana entera con el bebé, sin apenas ver a mi marido, cansada de todo, de limpiar, de guisar, de mí misma, de la nena y sobre todo, malhumorada. La frustración la pago con él, discutimos todo el rato, a lo que él reacciona yéndose más a menudo. Normal, ya os he dicho que no me aguanto ni yo. Es la pescadilla que se muerde la cola: discutimos porque pasa poco tiempo en casa con nosotras, y me imagino que le apetece estar poco tiempo en casa porque discutimos.
En fin, vaya rollo que os he soltado. Si habéis llegado hasta aquí, gracias.