Estoy hecha un lío, chicas.
He estado 15 años tomando paroxetina (antidepresivo) y noiafren, un somnífero, por problemas neurológicos y de ansiedad.
A finales de enero de este año lo dejé (bajo control médico) porque me encontraba muy bien y quería ser madre.
En marzo me casé y empezamos a buscar el bebé.
A partir de entonces, empezaron las obsesiones, los miedos y, de rebote, los problemas para dormir.
Empecé a hacer una montaña de nimiedades, me obsesioné con el embarazo y que todo saliese bien... Resultado: Insomnio desde entonces, agravado por el hecho de que me quedé embarazada en junio y lo perdí en agosto.
Desde el aborto, pasar una noche entera en vela no es raro para mí.
Me siento hundida. La valeriana me hace algo sólo si aquel día no tengo preocupaciones, pero no hay nada como los somníferos. ¡Te hacen dormir aunque se esté hundiendo el mundo!
Si vuelvo a tomarlos, ¿cómo puedo afrontar un nuevo embarazo sin terror a volver a no dormir sin ellos?
¿Creéis que es un efecto rebote de los medicamentos, que debería aprender a vivir sin ellos, cambiando hábitos, procurando no preocuparme tanto, aceptando las cosas como son? Yo creo que es mejor cortar los problemas de raíz que taparlos con pastillas para dormir, pero es que a veces no tengo problemas y tampoco duermo mis 8 horas. Es como si el cuerpo se hubiera acostumbrado. Sólo duermo tanto cuando voy de vacaciones...
¿Qué hacer, volver a los antidepresivos y los somníferos o entrenarme a vivir sin ellos para cuando me quede embarazada?
Gracias, amigas.