Es un error
Es un inmenso error que hayas abandonado tu país y tus estudios para dedicarte al cuidado de una persona que no necesita en absoluto que estén pendientes de ella todo el santo día.
Mira, no sé qué edad tiene tu abuela, pero salvo que se trate de una anciana de noventa años con otras patologías asociadas, un tratamiento de quimioterapia no tiene por qué alterar la vida normal de una mujer hasta el punto de precisar asistencia constante.
Por otra parte, sería a tu abuelo a quien correspondería dejar su trabajo para atender a su esposa, porque él es su marido y a eso se comprometió cuando se casó con ella, no a ti, que te estás formando y que tienes una vida que vivir sin asumir responsabilidades que no te competen.
Hace veintidós años, yo superé un cáncer de mama, manteniendo en todo momento mi actividad y sin abandonar el trabajo durante los tratamientos de quimioterapia; precisamente mantenerme activa fue una gran ayuda para superarlo.
Tu abuela es una persona negativa, pesimista y sumamente egoísta y tú no tienes por qué soportarla, porque no te va a aportar nada positivo, ni necesita para nada que la sirvan como criada; una mujer en tratamiento de quimioterapia es perfectamente capaz de atender al cuidado doméstico de su casa, a sus compras, a sus gestiones e incluso a sus aficiones, en el caso de que las tuviera; salvo los dos o tres días más duros de la quimioterapia, el resto del tiempo está en perfectas condiciones; y, en todo caso, si alguna ayuda complementaria precisara, esta corresponde a tu abuelo; y un paciente de cáncer no necesita para nada estar acompañado todo el día. Si necesita apoyo psicológico porque es incapaz de reaccionar por sí misma, que recurra a un psicólogo o a un psiquiatra, que esa no es tu misión.
Te sugiero que hables con los dos, abuelo y abuela y les plantees que no es lógico que tú sacrifiques tu vida, sobre todo porque es completamente innecesario.
Y a continuación, vuelve a tu país, a tus estudios, a tus relaciones sociales y a tu vida normal; en todo caso, hazle una visita cada cierto tiempo, pero nada más.
Y no te sientas en absoluto culpable, al contrario, son ellos los que deberían culparse por estarte explotando de un modo tan indigno.