Facil ...
La lealtad de Virgo es total, y le disgusta profundamente destruir los lazos familiares, pero cuando su sentimiento de decencia está herido, no vacila en cortar limpiamente por lo sano, ante el tribunal de divorcios. Nada de complicados procesos de separación. Lo que se acabó, se acabó. Adiós y buena suerte. Ni siquiera la excepcional claridad de la memoria de Virgo le llevará a verter lágrimas sentimentales sobre el pasado, por la sencilla razón de que es capaz de disciplinar su memoria con la misma firmeza con que domina sus emociones. La autodisciplina es parte de su naturaleza. Un Virgo que ha tomado una decisión, se va, y una vez que se ha ido, no hay lágrimas ni disculpas que puedan hacerle cambiar de opinión. Jamás será victima de la ilusión de que encolando los pedazos rotos se restaurará la perfección de algo que ha sido gravemente dañado.
No es necesario que seas una especialista en cocina, pero por favor, no tengas la ingenuidad de pensar que un marido Virgo permitirá que le alimentes con latas. Una buscadora de placeres, egoísta y sin imaginación, no llegará a ninguna parte con un hombre Virgo, aunque el sex appeal le salga hasta por las orejas. Es el último hombre del mundo a quien podrás encontrar fugándose con una corista sin sostén, aunque es posible que le preste el suéter si ella tiene frío. Y cuando se trata de definir bien las cosas, lo que Virgo busca es una esposa, no una amante en ningún sentido del término.