Creo que un excelente punto de partida es aceptar las cosas como son, la vida como es, y no condicionar nuestra felicidad a las situaciones externas, sino cultivarla dentro de nosotros. Y cuando miremos ahí afuera, seamos selectivos pero de una manera diferente: en vez de subrayar lo negativo, lo que nos falta, concentrémonos en lo bueno, en lo positivo, en lo que el momento presente tiene de maravilloso