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Nora (primera parte). primer encuentro en la oficina

Última respuesta: 22 de octubre de 2009 a las 20:22
S
shaul_5547090
22/10/09 a las 19:59

Desde el primer momento me llamó la atención ¿cómo no dejarse hipnotizar por aquellos pechos generosos y firmes, resaltados por una camiseta bien ceñida? ¿o por aquellas piernas largas y torneadas? ¿y qué decir de sus caderas redondeadas y el vaivén con qué se movían cuando andaba por el pasillo? Era una mujer muy atractiva, una mujer que desde luego no dejaba indiferente.
Yo acababa de entrar en la empresa y ella estaba en el departamento de al lado. Por algún extraño motivo coincidíamos en todas partes: en la máquina de café, en la fotocopiadora, en el ascensor y empecé a notar sus miradas tórridas, aunque me forcé a pensar que todo eran imaginaciones mías.
No me consideraba un hombre feo pero tampoco había despertado jamás las pasiones de las mujeres. Sin embargo, cada vez que me cruzaba con Nora en la empresa sentía que su mirada me desnudaba, sentía su deseo y yo a mi vez cada vez me sentía más atraído por ella.
Debía llevar como una semana en la empresa, no más, cuando nos encontramos (como siempre) en la fotocopiadora. Ella me miró con aquella mirada suya tan especial, se acercó a mí y muy bajito me susurró al oído: Me pones cachonda. La miré, confuso, y ella sonrió maliciosamente, se volvió a acercar a mi oído y dijo en media hora, en el archivo.
Al llegar al despacho me senté y analicé la situación. Me parecía increíble que ella hubiera dicho lo que yo había entendido ¿me proponía un encuentro sin lugar a dudas sexual en el archivo? Convencido de que no podía provocar en ella esa explosión de instinto, llegué a la conclusión que todo debía formar parte de una broma, tal vez una novatada, de mis compañeros. Pensé en no ir pero ¿y si no se trataba de una broma? Con extremo nerviosismo me dirigí a mi cita con Nora, esperando que iba a pasar la mayor vergüenza de mi vida.
El archivo estaba silencioso, con las luces tenues y sentí una ligera sensación de frío al entrar. Solo había bajado el primer día, cuando me enseñaron la empresa. Allí se guardaban los expedientes antiguos, que ya nadie solía consultar. Y allí estaba ella, sentada con las piernas cruzadas sobre una mesa y sonriendo. Me acerqué sin saber muy bien qué decir o qué hacer, esperando que ella fuera quien tomara la iniciativa. Ella me indicó que me acercara más, sin dejar de sonreir, me pasó sus brazos por mi cuello y me besó apasionadamente en los labios, mientras sus piernas me abrazaban por la cintura. Noté sus senos apretándose contra mi torso mientras su lengua recorría mis encías, se introducía en mi boca y jugueteaba con mi lengua. Luego se apartó de mí y se desabrochó la camisa, tomó mis manos y las introdujo debajo de su sujetador negro, apreté sus senos mientras ella se desabrochaba el sujetador, permitiéndome mayor libertad en mi exploración. Sus pechos eran suaves y firmes, sus pezones estaban duros y gimió cuando los pellizqué suavemente. Tomó mi cabeza entre sus manos y la hizo bajar hasta la altura de sus pechos, Chupámelos musitó mientras se levantaba el sujetador. Había necesidad e impaciencia en su voz y no la hice esperar, pasé mi lengua por sus pezones erectos y empecé a chuparle los pechos, primero suavemente, luego con más intensidad. Noté como su cuerpo temblaba cuando mi lengua presionaba sus pezones, gimió de nuevo cuando los mordisqueé suavemente. Al mismo tiempo introduje mi mano debajo de su falda, aparté sus bragas y noté que estaba muy caliente, caliente y mojada.
Su gemido fue algo más fuerte cuando introduje mi dedo dentro de su vagina. Entonces se tumbó sobre la mesa, se levantó la falda hasta la cintura y yo le quité las bragas. Me arrodillé e introduje mi lengua en ella, mientras con mis dedos pellizcaba suavemente su clítoris. Luego volví a introducir mis dedos en su vagina y lamí intensamente ese lugar que hacía que todo su cuerpo se agitara y ella lanzara gemidos de placer, al tiempo que suplicaba que no parara. Mis dedos se introducían con facilidad en ella, los movía rápidamente hasta notar que todos sus músculos se ponían en tensión y entonces los movía más lentamente, dando círculos, sacándolos para introducir mi lengua. O me levantaba y volvía a ocuparme de sus pechos. Fue mientras mordisqueaba sus pezones de nuevo al tiempo que pellizcaba su clítoris, cuando ella levantó ligeramente su cabeza y me suplicó que se la metiera ya.
Me bajé los pantalones y los calzoncillos, ella colocó sus largas piernas sobre mis hombros, dejándome totalmente accesible su sexo. Lanzó un gemido agudo cuando mi miembro se introdujo sin ninguna dificultad en ella hasta el fondo, mis testículos golpearon contra sus nalgas y empecé a moverme rápidamente, mientras sus gemidos iban aumentando de tono y sus manos presionaban con fuerza sus senos. Un poco rato así y noté que iba a correrme, no podía hacer nada por evitarlo. Di un último empujón y salí de ella, ella fue rápida, se bajó de la mesa, se arrodilló y se introdujo mi sexo en su boca. Noté como succionaba y cuando terminó lamió todo mi sexo.
Lo siento le dije no suelo ser tan rápido
No te preocupes, podrás demostrármelo dijo mientras se vestía rápidamente. Me dio un beso breve en los labios antes de irse y yo me quedé allí, pensando que esas cosas no podían estarme pasando a mí

Ver también

J
jardel_5923461
22/10/09 a las 20:22

Excelente relato!!!!
Muy buena la forma de describirla a ella y la forma en la que paso todo y sin duda una exelente aventura.

Se presente alguna otra oportunidad????

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