Todo eran miradas, miradas que escondían deseos, miradas que resbalaban en las formas de su cuerpo, miradas enganchadas a sus caderas, acariciando su cuerpo. Más que una mujer, era para mi un deseo y mi imaginación se desbordaba en continuas fantasías. El volumen de su pecho contrastaba con la suavidad de su vientre, aquella armonía entre su caderas y su bonito culo. Los bellos y perfectos rasgos de su rostro su limpia y cuidada melena
Me preguntaba si le gustará sentirse deseada y fantaseaba locamente pensando que la poseía, doblegándola y haciéndola sentir que era mía, convirtiéndola en mi concubina. Imaginaba como gozaba de ella sometiéndose a mis deseos.
Un día gris, en el autobús lleno de caras aburridas a la vuelta del trabajo, me fije en ella, como siempre, tan voluptuosa. Pero en aquella ocasión, al acercarse a su parada me miro con la más dulce de las sonrisas. Mi corazón palpitaba locamente, bajé y la seguí a cierta distancia. Ella sabedora de mi presencia buscaba mi reflejo en los cristales de los escaparates, mientras yo en un estremecimiento continuo seguía excitado su huella y entré tras ella en aquel portal.
Me esperó en el ascensor y lo detuvo, me dijo que quería encoñarme, hacerme sentir que le pertenecía, que era suyo. Se quito la falda y la braguita quedando al descubierto su ... entre sus bellos muslos cuyas medias hacían aun más excitantes Puso sus manos en mi cabeza y empujando suavemente me coloco de rodillas. Las yemas de sus dedos masajeaban mi cuero cabelludo mientras yo lamía su sexo y a la vez suavemente me susurraba entrégate cariño, quédate con mi olor con mi sabor, déjate llevar y haré de ti mi perrita faldera. Sacó de su bolso un collar y poniéndomelo en el cuello me sacudía con la correa en las nalgas. Temblaba y me estremecía a la vez, me corrí dos veces y llegué donde no había estado. Ya de pie, me abrazo por la espalda mientras acariciaba mi pene y mordía mi oreja, al oído me hablo del placer de la sumisión, de la entrega, que haría de mi su ... me masturbo a la vez que introdujo su bivrador por mi ano. después me puso sus braguitas Cuando se iba me dijo que la próxima vez lo haríamos en su casa y me pondría a cuatro patas para lamer su ... mientras su marido me penetraba para que me sintiera como una hembra. Dejándome su tarjeta, con la más dulce de sus sonrisas, me susurro llámame.......
