Los secretos de goldman sanhs
Los secretos de Goldman Sachs
Por Lluís Foix
Los trabajadores de Goldman Sachs hablan en sus reuniones sobre cómo timar a los clientes. El artículo de Greg Smith, un ex directivo de la institución financiera, publicado en The New York Times, ha causado un gran impacto en Wall Street y en el mundo de las finanzas.
Edificio de Goldman Sachs
No ha dicho nada que no sospecháramos. Simplemente lo ha confirmado al asegurar que Goldman Sachs se preocupa más de ganar dinero que de servir a sus clientes. Es lo que suelen hacer los bancos pero en este caso da la impresión que esos señores de Wall Street se han pasado.
Greg Smith llevaba doce años en la empresa y hasta hoy miércoles era el responsable del negocio de derivados de capital norteamericano en Europa, Oriente Medio y África. El artículo lleva el título ¿Por qué abandono Goldman Sachs? y explica que una institución de esa envergadura no puede apartarse de lo que ha sido su proceder durante generaciones. Es dañino para la empresa y también para el sistema financiero global. Smith señala que ya no queda ni rastro de la cultura que hizo respetable a la entidad. Critica severamente al consejero delegado y a su presidente como responsables del deterioro de la cultura de Goldman que puede amenazar la misma supervivencia de la institución.
Smith afirma que le pone enfermo la frialdad con la que hablan de timar a sus clientes y cómo se les puede sacar el máximo de dinero. Dice que las prácticas habituales no son ilegales pero sí que se empuja a los clientes a invertir en productos complicados que no son los que más interesan a los impositores. Es un engaño. Se refiere a la bancarrota moral de Goldman Sachs.
La cultura del beneficio no es necesariamente mala. Lo que resulta impresentable es que instituciones bancarias en muchos países occidentales se han convertido en un arte de aconsejar operaciones arriesgadas sin advertirlo a los clientes que firman documentos sin fijarse en la letra pequeña de los contratos. Cuando todo va bien, ningún problema. Pero cuando se cruza una crisis por el medio se destapan todas las trampas.
Aquí tenemos las participaciones preferentes que afectan a miles de personas que no pueden retirar los fondos porque las instituciones financieras no advirtieron a los clientes de lo que podía ocurrir. No es el sistema el culpable de lo que está ocurriendo a nivel local y global. Son las personas que han gestionado el sistema y se han preocupado más de los bancos y cajas que de los clientes que son los auténticos dueños de las instituciones.